Por Alexis Js. Acosta Genao
La Pandemia Coronavirus ha creado una gran incertidumbre en todos los segmentos de la economía nacional y mundial. Para nuestro país, con un sistema financiero muy frágil, procesos de Desintermediación Financiera son una posibilidad muy real y debe ser objeto de preocupación para todos.
Con el término Desintermediación Financiera, los técnicos bancarios describen el más tenebroso de los escenarios que se le puede presentar a un banquero. En cualquier país: la pérdida sostenida y rápida, a veces transitorias, otras no, de los depósitos.
Si bien los procesos de Desintermediación Financiera son normalmente originados por guerras en las tasas de interés, tal como ocurrió en la década de los ochenta en los Estados Unidos, ocasionando importantes colapsos bancarios, en el caso de la República Dominicana sus orígenes en las décadas de los ochenta y noventa tuvieron un carácter dual, es decir, guerras de tasas y fuertes campañas de descrédito en contra de instituciones bancarias monetarias y no monetarias que eran solventes y bien manejadas.
Para entender la Desintermediación Financiera debemos referirnos al proceso inverso, esto es, la Intermediación Financiera, que es el proceso que ocurre cuando la economía está en condiciones normales y el público demanda, o deposita, en las instituciones financieras del sistema, sin apremios de necesidades perentorias; estas instituciones se dividen en dos grandes grupos, las Monetarias, como son los bancos comerciales y otros emisores de cheques, también llamados Efectos a la Vista, esto es, a presentación, y las No Monetarias que son las que por regulaciones del Banco Central no pueden emitir cheques.
Las circunstancias que se nos presenta en estos momentos es diferente, es decir no hay guerras de tasas de interés (viene pronto, al igual que los rumores) pero el resultado final será el mismo, el inevitable cierre de instituciones financieras monetarias y no monetarias pues la Pandemia actual obligará a cientos de negocios a cerrar, y a miles de trabajadores a engrosar las filas de los desempleados.
En ese proceso el público, y las empresas, para subsistir, utilizarán sus depósitos, mientras que las empresas, en general, se dedicaran a convertir su liquidez en Pesos en moneda fuerte, bajo la presunción, atinada, que la moneda local perderá valor; esa debilidad se reflejará en la tasa de cambio, la cual tendrá una tendencia alcista no fácilmente predecible debido a la incertidumbre.
En el caso de la banca comercial, el primer síntoma de esta enfermedad financiera lo es el surgimiento de desencajes, es decir, la imposibilidad de mantener el Efectivo Teórico en las Bóvedas del banco y en las Cuentas Regulares en el Banco Central.
Así, bancos en buena situación financiera, aunque lo deseen sus ejecutivos, no podrán cumplir con el Encaje Legal mandatorio.
Respeto al Desencaje, veamos el siguiente ejemplo, aproximado a la realidad, de lo que ocurrirá: asumamos que un banco recibió $10 en un depósito a plazo, y que prestó $7, manteniendo el resto, es decir $3, en Caja y Banco Central entidad que sólo requiere 20% como encaje legal, es decir $2. En este ejemplo, el banco comercial está encajado.
Para fines de simplificar la explicación del tema, en este y en los demás temas similares, excluyo requerimientos de encaje sectorial y el patrimonio aportado por los accionistas.
Pero existen otras razones, como por ejemplo la Pandemia Coronavirus, que pueden provocar la iliquidez de ese banco, y que el faltante de efectivo no sea $3, sino, digamos, los mismos $10 que los ahorrantes depositaron.
En esta eventualidad, el banco tiene varias opciones entre ellas solicitar a los clientes de préstamos que le paguen los mismos, pero estos no podrán debido a la situación financiera que afectará el país.
También esos bancos pudieran solicitar Adelantos y Redescuentos al Banco Central, pero esta entidad no podrá satisfacer esas necesidades pues poner a circular moneda sin respaldo contribuiría al deterioro del tipo de cambio de la moneda pues el público continuaría con sus posiciones de hedging a favor de las monedas fuertes.
El Banco también tienen la opción de vender la totalidad o parte de su cartera de préstamos a instituciones con posiciones de sobrantes muy grandes, que las hay, pero esta opción a su vez le crearía el problema legal, y logístico, de traspasar esa cartera, y notificarle a los clientes de préstamos la venta de la acreencia. Esta opción deja al banco como un esqueleto pues tiene que continuar pagando los intereses, gastos de empleomanía, servicios etc.
Otra opción es que los accionistas aporten recursos líquidos por las magnitudes de los desencajes, pero esta opción no es normalmente viable debido a que en tiempos de crisis los accionistas muy difícilmente continúen arriesgando sus capitales en una entidad en altas posibilidades de querar.
Respecto a la competencia, los mas sólidos, o con una preeminencia en el mercado, esta se beneficiará de la confianza de la industria y el comercio, y el público en general, quienes transfieren a las entidades percibidas como sólidas en su liquidez en moneda local.
Naturalmente, los
bancos con compromisos en dólares y otras monedas fuertes se verán también
afectados, pues deberán responder a las demandas de esas monedas por parte de
sus dueños.
Como muchos bancos prestan al sector exportador y al turismo, al haber una contracción quasi total debido al Coronavirus, las empresas en ese sector no podrán cumplir con sus obligaciones, en especial aquellas en el sector hotelero.
Respecto al gobierno, sus planes sociales se verán seriamente afectados al disminuir la colección de impuestos, así como la posibilidad de disponer del Banco estatal como un auxiliar de primer orden.
Los fondos de pensiones y otros activos líquidos en el sistema se verán, forzosamente comprometidos y si el gobierno los utiliza le agravaría aun mas la iliquidez a las entidades afectadas. Lo mismo ocurrirá con los bancos con intercambios de depósitos de los excesos de liquidez que otros bancos amigos tengan en ellos, que los hay.
La triste realidad es que los bancos mas débiles del sistema se vean forzados a consolidarse con otros mas sólidos, pero esa consolidación no puede contar con el apoyo del Banco Central, excepto hacer expedita la aprobación de consolidación.
Tampoco debe permitirse que el banco adquirido se mantenga operando para asi evitar que sus operaciones queden en paralelo con la del banco adquiriente, pues puede ocurrir que se trasieguen los depósitos en forma directa y a través de la Cámara de Compensación, hacia esta última entidad, tal como ocurrió en el caso Banco Cibao y Bancomercio, cuando este último solicitaba a los depositantes del Bancibao, mediante Poderes escritos, que le permitiera transferir los valores a Plazo Fijo, a sabiendas de que el Banco Cibao tenia un sobregiro en su cuenta Regular en el Banco Central, institución que terminaría financiando ese trasiego de fondos hacia el Bancomercio, el cual llegó a unos $100 millones según Memorandum del Gerente financiero del Bancentral en ese entonces.
Tampoco debe el Banco Central salvarlos, pues ya el país tuvo la experiencia en los ochenta con los ocho bancos mas pequeños del sistema, los que, en una medida cruel, pero correcta del Dr. Joaquin Balaguer fueron liquidados, no salvados.
La diferencia del tratamiento del salvataje por parte del Baninter, que era un banco muy pequeño, del Banco del Comercio, que no fue liquidado por supuestamente ser muy grande, revela que el Dr. Balaguer tenia la razón.
Naturalmente, esa consolidación de la banca creará las condiciones para un mayor control de la política monetaria, en especial en periodos difíciles, por parte del Banco Central institución magistralmente dirigida por el único timonel que lo puede guiar a través de esta mundial tormenta, el muy experimentado Lic. Héctor Valdez Albizu. Esperamos que no se equivoquen removiéndolo del cargo.